El periodista que destapó el escándalo de dopaje de Armstrong cuenta cómo lo hizo

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Fueron un total de trece los años que David Walsh invirtió persiguiendo su gran historia, hasta que finalmente pudo descansar el día que quedó resuelta de la forma que todos conocemos: con Lance Armstrong, hasta entonces siete veces ganador del Tour de Francia, considerado como el mejor ciclista de todos los tiempos, convertido en uno de los mayores tramposos que jamás ha visto el mundo del deporte.

Walsh, multipremiado periodista irlandés, de gran prestigio en el Reino Unido, director del área de Deportes del Sunday Times, comenzaba ayer su discurso ante un auditorio plagado de estudiantes haciéndose ‘pequeño’, exhibiendo una exagerada modestia, dejando que la tremenda historia que contribuyó a destapar hablase por sí misma.

"Yo no soy un periodista de investigación... desearía serlo... pero ni siquiera tengo el talento para ser un reportero de deportes...", decía antes de pasar al relato de su tenaz persecución de Lance Armstrong, para la que sí admitió que algo tuvo que ver su olfato de periodista, el cual definió como “la pesadilla de cualquier abogado”.“Tenía una tremenda convicción, aunque no tuviera una sola prueba”, señaló.

Esa corazonada, que ya no le abandonaría hasta el final, surgió en el año 1999, tras leer una columna publicada en el diario francés Le Parisien, en la que su autor, un joven ciclista de nombre Christophe Bassons, sugería que una gran parte de los corredores que formaban el pelotón del Tour de Francia de aquel año estaban tomando medicamentos no autorizados por la carrera.

Durante los días siguientes, Walsh observó cómo Armstrong se comportaba con el joven Bassons. En una de las etapas, el periodista ‘cazó’ al ciclista norteamericano increpando al francés, diciéndole que no tenía derecho a ser ciclista profesional, y que lo que había estado escribiendo para Le Parisien era malo para el ciclismo.

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Armstrong pide disculpas a Bassons. Diciembre de 2013. Foto: L'Equipe

Este incidente, que el periodista interpretó como una intimidación a un joven ciclista por parte del que por entonces era ya un ‘capo’ en el pelotón, le hizo a Walsh reafirmarse en sus sospechas. "Si Armstrong era antidopaje, debería haber tratado a Christophe Bassons como su amigo, no como su enemigo", pensó.

Así comenzó una odisea periodística que duró trece años y que durante la mayor parte de este periodo fue una auténtica travesía por el desierto. Años en los que Walsh veía cómo aquel al que él consideraba un tramposo iba ganando tours, uno tras otro, hasta siete veces, prácticamente al mismo ritmo que la mayoría de sus compañeros de profesión tecleaban frente a sus ordenadores palabras de admiración hacia un ciclista que estaba superando todos los registros. Pero el periodista no quería caer en su propia trampa: “No quería ser un fan con una máquina de escribir”, dijo una vez.

En aquellos años, Walsh estaba prácticamente solo. Sin embargo, como si se tratase de miguitas de pan, fue encontrando pequeñas evidencias a lo largo del camino que le ayudaron a continuar con la investigación. En 2001, cuando no muchos le hacía caso todavía, el periodista comprobó la relación entre Armstrong y el médico italiano Michele Ferrari, que por entonces estaba siendo investigado por el suministro de sustancias dopantes a ciclistas. Walsh descubrió que el nombre de Armstrong aparecía en los registros de algunos hoteles en la ciudad donde vivía Ferrari.

Poco después, entabló contacto con Emma O'Reilly, masajista de Armstrong, cuyas revelaciones aparecieron recogidas en su primer libro sobre el caso, titulado ‘LA Confidential’, escrito conjuntamente con el periodista deportivo francés, Pierre Ballester, y publicado en 2004. Armstrong negó públicamente todas las acusaciones que se le hacían y, tras la publicación de un artículo basado en ese libro, demandó al diario de Walsh, el Sunday Times, por difamación, demanda por la cual el medio tuvo que compensar al ciclista con una multa de un millón de libras.

Sin embargo, este revés no puso fin al empeño del periodista, que siguió recabando testimonios de excompañeros y gente relacionada con Armstrong durante los años siguientes, hasta que en 2012 la Agencia Antidopaje de Estados Unidos acusó a Armstrong de haber estado involucrado en "el programa de dopaje más sofisticado, profesionalizado y exitoso que el deporte haya visto jamás", apartándole de por vida de la práctica del ciclismo profesional. Finalmente, en enero de 2013, Armstrong apareció en el show de Oprah Winfrey para admitir que había tomado drogas durante todas y cada una de sus siete victorias en el Tour de Francia.

Ayer, durante ese acto ante estudiantes en el que se le rendía homenaje, el periodista concluía así: "Una buena historia siempre vale la pena. No importa lo difícil que sea llegar a la verdad (…) si tienes razón, siempre va a haber buenas personas que van a venir a ayudarte”

Via: The Guardian

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