Jeff Jarvis: Los artículos como activos y caminos

No vengo a matar el artículo, sino a alabarlo. Moldeado hasta la cuasi perfección durante un siglo de producción, el artículo está perfectamente adaptado a su forma: titular y entradilla introduciendo lo último, la noticia; el tercer párrafo, aportando la esencia de la historia y contándonos por qué debemos de seguir leyendo el resto; el contexto, para ponernos rápidamente en situación; las cronologías, para establecer el contexto; los catálogos de temas y los actores; citas desde varios puntos de vista; ejemplos.

Todo ello priorizado para que los lectores puedan navegar fácilmente por el formato y extraer su valor, de modo que si no hay tiempo y el espacio es limitado en el periódico, los editores pueden cortar líneas al final sin perder la sustancia del tema.

Esta es nuestra pirámide invertida. Es así como enseñamos, incluyendo la capacidad necesaria para resumir y hacer abstracciones (¿cuál es la historia?, quizás la habilidad más complicada que tiene que aprender un periodista), de buscar evidencias y ejemplos, de integridad y justicia, de narrativa y capacidad de enganchar al lector, de saber distinguir lo prioritario. Esta es la manera en que se enseña la lógica esencial del periodismo: que cualquier evento, tema, batalla o persona puede ser empaquetado y entregado en determinado número de caracteres. Eso es lo que hacemos.

Dadas las oportunidades que presentan las tecnologías de los nuevos medios, hemos añadido cosas al artículo, ya no sólo fotos, sino galerías; y no sólo fotogalerías, sino vídeo y audio. Hemos añadido gráficos, y gráficos que se mueven e interactúan a las órdenes de los lectores. Hemos seleccionado enlaces para dar a los lectores más de nuestros propios archivos o en cualquier otra parte de Internet. Para bien o para mal, hemos añadido comentarios.

Ahora, vayamos restándole al artículo, deconstruyéndolo hasta sus activos clave. Dibujemos la pirámide invertida y sus elementos constituyentes y después imaginemos cada uno de ellos como una entidad independiente en su forma óptima. Tomemos después el párrafo de contexto. No le sirve a nadie. Si no sabes nada sobre la historia en marcha, te aporta muy poco. Y si sabes muy bien de qué va un tema, apenas es más que una pérdida de papel y de tu tiempo. Es un compromiso exigido por las limitaciones “modelo talla única” de los métodos de producción y distribución de las noticias.

Liberados de esas limitaciones, ¿cómo debería de ser ahora el párrafo de contextualización? Un enlace, por supuesto: un enlace a un recurso activo que se actualiza cuando es necesario (no cada vez que se escribe un artículo relacionado con el tema). Es un recurso que un lector puede explorar cuando le apetece, sección por sección, para saber más, haciendo que la experiencia sea más personalizada, eficiente y valiosa. Puede ser creado por la empresa de información que enlaza al mismo o puede ser creado por cualquiera, y aún así estar a sólo un click de distancia. Puede ser un artículo de la Wikipedia. El trasfondo en un tema que se está desarrollando se convierte en un activo de valor constante.

Una historia se puede construir sobre varios activos. Una vez separados, el narrador tiene la oportunidad de presentar (y el lector de seguir) muchos caminos para explorarlos. El experto en un tema puede ir directamente a ver lo nuevo y marcharse, ahorrándose así tiempo buscando nuevas píldoras informativas entre todo ese relleno que se usa para construir un artículo. El recién llegado puede comenzar leyendo el contexto, después ir a ver lo nuevo y a continuación a hurgar en las biografías de los protagonistas y las cronologías, leer ejemplos y planteamientos. El artículo se convierte en conjuntos de activos y de caminos.

Pensemos en como funciona Prezi: este sustituto del PowerPoint no está construido simplemente para que quienes lo vean se mareen mientras navegan por su texto flotante y ligero. Obliga al creador a organizar sus ideas y a crear caminos apropiados a través de ellas. Así que imaginaos que lo que antes solía ser un artículo se convierta en un conjunto de activos (todos los que he mencionado antes: qué es nuevo, el contexto, cronología, protagonistas, etc.) y que el periodista pueda crear caminos definidos para explorarlos: para el primerizo, para el experto, otro para los profesionales y otro para los políticos.

Por supuesto, esos activos en si mismos pueden ser actualizados constantemente en caso necesario. E, insisto de nuevo, no tienen por qué ser creados ni mantenidos por una sola fuente. Así que si Wikipedia tiene un magnífico artículo para contextualizar, ¿por qué recrearlo? Pon un enlace. (Recuerda: Haz lo que sepas hacer mejor, y enlaza al resto)

Quizás acabemos teniendo empresas de información que se especialicen no sólo en artículos y temas, pero en determinados activos: lo más reciente (un servicio de agencias) o explicativos (publicaciones semanales como el Economist) o relaciones (algoritmos como Daylife) o datos (por ejemplo el Texas Tribune). Por supuesto, la gente conocida antes como audiencia (en palabras de Rosen) también puede crear activos. Que ganen los mejores activos: enlaza a aquello que mejor explica una historia. Y que ganen los mejores caminos: selecciona los activos que mejor contribuyen a tu noticia. Quizás el mejor editor es el que mejor caminos cree. Quizás los algoritmos ayuden a crear los caminos, encontrando los activos más recomendados y las fuentes más fiables (datos que los lectores generan con sus hábitos de uso).

Los artículos serán entonces nuevas moléculas que unen los átomos dispersos en un ecosistema de información.

¿Qué costaría hacer esto? Tal y como De Rosa dijo en un debate en Twitter, costaría una nueva cultura y procedimientos en las redacciones. En lugar de pensar que tenemos que crear un artículo “estanco” para cada acontecimiento, tendríamos que encontrar activos para crear caminos. Para eso, en lugar de hacer que el lector se sumerja en un blog en directo y detecte los elementos de un acontecimiento, seremos nosotros también los que encontraremos activos y crearemos caminos (que pueden incluir posts en ese blog en directo).

Ya puedo oír a gente en las redacciones quejarse porque se necesita un nuevo CMS (sistema de gestión de contenidos, por sus siglas en inglés) para hacer esto. No realmente. Se llama “enlazar”. Podemos hacer un apaño temporal y después hacer que sea más elegante, eficiente y automático una vez que lo tengamos claro. Así que no creo que tengamos que empezar ahor un maratón de periodismo y nuevos programas, aunque los programadores definitivamente pueden ayudar. Creo que necesitamos empezar a partir de una nueva noción del valor de un artículo, y de cómo crear ese valor.

El resultado final es todavía una pirámide invertida, un conjunto priorizado de activos que uno puede dejar de mirar cuando se sienta hastiado de información. Pero la pirámide puede ser diferente para cada uno. Y lo que rellene esas pirámides puede provenir de varias fuentes. El artículo está muerto. Larga vida al artículo.

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